lunes, 17 de octubre de 2011

¿Veneno en la piel?

Desde que Gwyneth Paltrow proclamó las maravillas del veneno de serpiente en el cutis han sido muchas las marcas que han sacado su propia crema "efecto botox" con este exótico ingrediente. ¿Qué hay de verdad en este "milagro cosmético"?

La base de este invento está en la Víbora del Templo:


Esta serpiente, residente en Malasia, inmoviliza a sus víctimas con su mordedura. Su veneno bloquea los impulsos nerviosos gracias a una proteína llamada Walgerlin-1.
Por supuesto, las cremas no llevan veneno de serpiente, sino una pequeña cantidad de esta proteína creada artificialmente, en un laboratorio. Sus creadores aseguran que al aplicarla las contracciones de los músculos faciales se relajan, simulando el efecto del botox... el que tanto favorece...

¿Puede ser cierto que una crema logre que tu cara quede sin arrugas, sin movimiento, sin expresión tal y como le gusta a la gente de la farándula? Elia Roo, cordinadora de la Unidad de Estética del Hospital Sur de Alcorcón (Madrid), niega que todo esto se pueda producir con una crema: "Obviamente, eso no puede ser. En principio, el punto de aplicación de un cosmético es la epidermis, la capa más superficial, y si llegara hasta el músculo ya no sería un cosmético, sería un medicamento"; "Puede que tenga un efecto flash frente a las arrugas y que consiga mejorar la apariencia transitoriamente, eso sí es posible, pero de ahí a que realmente consiga actuar sobre el músculo es imposible". Ahí lo dejo.

La verdad es que sin usarlas, solo con verlas, crean dudas sobre su "eficacia"... Y es que la mayoría de los envases están ilustrados con el dibujo de una pitón, serpiente que carente de veneno que mata a sus víctimas por constricción, enroscándose alrededor de ellas hasta que se asfixian...

miércoles, 5 de octubre de 2011

Antes de dormir: Ofuro

En Occidente antes de ir a dormir vemos cinco capítulos de la serie a la que estemos enganchados, curiosos realities en la tele, leemos todos los blogs que nos han quedado pendientes durante el día para que no se nos acumulen, actualizamos nuestro facebook, cotilleamos los de los demás, hablamos por skype mientras fumamos un cigarrillo,  jugamos un rato a la play... En Japón millones de personas se bañan siguiendo un ritual milenario: el ofuro.

Onna yu ("Bathhouse Women") por Torii Kiyonaga.Finales del s.XVIII

La rutina del ofuro consiste en darse una ducha para asearse y después tomar un baño de inmersión para relajarse. Para lo primero se suelen sentar en un taburete, se echan agua con una palangana y se frotan con jabón y trapos especiales (nada de esponjas). Una vez limpio, se entra a la bañera, que solo contiene agua pura a una temperatura de 40º. Estas bañeras, hinokis, suelen ser de madera de cedro porque con el calor expulsa una sustancia relajante, la cedrina. Tras 10-15 minutos, los músculos se relajan, se eliminan las toxinas y se estimula la circulación sanguínea.

Las familias más tradicionales entran al ofuro por turnos, usando la misma agua, siguiendo la jerarquía familiar: primero el padre... y la esposa del hijo mayor, la última.

Quienes no tienen la posibilidad de practicar el ofuro en casa (y los turistas) acuden a baños públicos, llamados Sento. A día de hoy además de ofuro tienen jacuzzi, sauna, gimnasio... y hasta cine y cibercafé!

No todos podemos tener un hinoki tan bonito como este de Furo:


Pero seguro, seguro, seguro que podemos sacar un rato antes de ir a dormir para relajar cuerpo y mente a base, únicamente, de agua caliente.